Sophie y Jean-Claude

Ambos nacieron en la región de París y vivieron allí hasta que se mudaron a Saint-Frichoux.

Jean-Claude, pastelero y chocolatero, trabajó durante diez años en París, mientras que Sophie trabajó como asistente de ventas en la industria, como enlace entre los clientes franceses y las fábricas extranjeras.

En 1988 se embarcaron en una gran aventura al comprar una pequeña fábrica de chocolate artesanal en los Yvelines, muy cerca de París. Allí están creando un departamento de pastelería para completar la gama de delicias que se ofrecen a los clientes. Jean-Claude hace todos los chocolates y pasteles y Sophie se encarga de la administración y las ventas. A medida que se desarrollaba su pequeña empresa, se rodearon de aprendices y colaboradores. Al comienzo de la aventura tienen dos niñas pequeñas y luego nace una menor unos años después. Sophie los vigila y en la trastienda hace ensayar las recitaciones y las tablas de multiplicar. Aunque su agenda está muy ocupada, el tiempo libre lo dedican a la familia y los amigos. 15 años después deciden vender su negocio
Jean-Claude será profesor en una escuela de formación profesional durante unos años, pero su vida es tan diferente a la de un artesano que decide hacerse cargo de un negocio en Hauts de Seine. Sophie, por su parte, vuelve a sus antiguas funciones en la industria.

Sus hijos se han hecho mayores e independientes, se han convertido en abuelo y abuela y se les ofrecerá una nueva vida.

… han pasado algunos años …

La Belle Minervoise

Languedoc Roussillon, la ciudad de Carcassonne, los castillos cátaros, las playas del Golfo de León, han venido varias veces de vacaciones con los niños. Les encanta esta región soleada con acento melodioso, con paisajes variados entre montaña y mar con multitud de lugares cargados de historia. Deciden cambiar de escenario y de vida a finales de 2013 y se trasladan a Saint-Frichoux, un pequeño pueblo de 200 almas a 20 minutos de la majestuosa Cité de Carcassonne ya 5 minutos del Canal du Midi.

Allí compran una casa grande que data de 1895. Nace una gran y nueva aventura al operar 5 habitaciones donde ahora reciben durante todo el año a turistas de todo el mundo para quienes Jean-Claude prepara desayunos de “pastelero” así como platos pequeños y para las cenas también les ofrece repostería. -Cursos de chocolate durante los cuales les acompaña paso a paso en la realización de manjares.

Jean-Claude con un pequeño grupo de amigos estaba corriendo en la región de París, ahora es en medio de los viñedos que él corre y voluntariamente lleva a los huéspedes que como él quieren respirar aire fresco en pequeños senderos para alejarse de la “civilización”. Cuando no hace buen tiempo, Jean-Claude hace maquetas, coches, barcos, tanques… A Sophie le gusta encontrar objetos decorativos o fabricarlos para decorar la casa y organizar momentos de convivencia con su familia, sus amigos y ahora sus invitados. .

Estarán encantados de darle la bienvenida a La Belle Minervoise…